Y después de tanto, comienzo a escribir, no es porque me ha costado, ni tampoco porque no he querido, es que a veces se siente que se escapan las palabras, que hay que ordenar ciertos sentimientos y emociones, para que eso que se quiere expresar no quede corto.
Y acá estoy, aún sin saber expresar el sentimiento que me vincula a ti, porque cuando se conoce al otro, cuando se ha convivido y compartido con alguien hablar de esa persona es mucho más fácil; sin embargo han existido y seguirán existiendo otras formas en las cuales dos seres que aún sin haberse visto, ni hablado, ni siquiera haber coincidido alguna vez en un sitio puedan construir un sentimiento, que de alguna manera encadene sus vidas.
Y ese es nuestro caso, eres esa manera extraña en la cual Dios me enseña que querer nada tiene que ver con lo físico, que la distancia no construye limites, pues estos son creados por nosotros mismos para evitar un sentimiento o encadenarnos a otra persona que de alguna manera no forma parte de nuestro diario vivir.
¡Sin embargo, llegaste! y poco a poco te has instalado en mis días, en esos días en los cuales eres como la luz que refleja la vela pues cuando titila te recuerda que está a punto de extinguirse o de hacerse aun más fuerte, ya que cuando la cotidianidad del día me agobia o está a punto de terminar, tú apareces de la nada, quizás con un simple ¡Hola! pero con ese hola que me recuerda que no estoy tan sola, que alguien en alguna parte de este extraño mundo me piensa y que de alguna manera me lo hace saber.
Y si es tan cierto que alguna misión tenemos en la vida, me recuerdo que el mio es voltear a quien llega a mi, para que esa persona, vea su propio reflejo en el espejo, que entienda que cuando existe un sentimiento hacia alguien más y ese sentimiento es mutuo, es porque definitivamente algo estamos haciendo bien,
¡Así eres, tú!, y es precisamente tu forma simple, callada y serena lo que atrae a los demás aunque tu te empeñes en creer que eso es lo que los aleja, por ello, en ocasiones también he llegado a compararte con una ostra ¿Sabes por qué? Porque solo el que llega a destapar tu dura coraza puede descubrir dentro de ella la hermosa perla que guardas celosamente.
Por ello, a veces doy por cierto, que hay vidas que llegan con tanta fuerza, con tanto ímpetu a nuestras vidas que sin que lo notemos buscan su propio espacio en nuestras vidas y se instalan con todo el derecho que tienen de estar allí.
No es mentira, quien dice que querer no es cosa sencilla, sin embargo a veces debemos aportar un poco de nuestras confianza y desterrar las dudas y recelo que tengamos, y creer que pueden existir esos seres, que llenen nuestras vidas con tanta sencillez, con tanta ternura, con tanta quietud que luego, somos nosotros lo que no queremos que salgan más de allí.
Es así como los hilos de la vida comienzan a tejer su red y envuelven nuestra vida con las alegrías, las sorpresas, las ocurrencias, las verdades y la cotidianidad de ese ser que aún en la distancia te hace parte de su vida y tu parte de la tuya y te olvidas de esa distancia y aceptas que querer es saber que existen seres que por ley divina deben estar, de alguna forma, en nuestras vidas.
Es por ello, que por el hoy y por el mañana agradeceré tu presencia serena, infinita, constante y firme en mi vida, por esos días en los que tus ¡Hola! me recuerden, que me recuerdas, por tus mensajes que me demuestran otra forma de querer, por tu vida que me hace creer aún más en las Bendiciones de Dios y por la fortuna de conocer un ser tan noble y dulce que sin que me lo esperara llegó para quedarse en mis días, mis noches, mis tristezas, alegrías, en vacíos que ya tienen nombres y que tú supiste conseguir el tuyo rápidamente.
Mi Sou ♥ ¡Gracias por tu presencia infinita en mi vida!...
