Yo misma me quite la ropa,
yo misma te hice más fácil todo…poco a poco fui acercándome a la cama y
lentamente uniéndome a tu cuerpo…nos amamos una y otra vez hasta que las
fuerzas no pudieron más, hasta que nuestros cuerpos no pudieron entregar más.
Tu me ayudaste a desahogar
mi alma de tanto dolor, tristeza y hasta de felicidad, ya entrada la noche
creíste que estaba dormida; y fue en ese instante que nació en mi el momento
más hermoso de mi vida cuando me dijiste te quiero y no quise interrumpir ese momento para que esa imagen viviera por
siempre en mi.
Por ahora, desde ese momento
y hasta siempre viviré atada a ti, porque tú me enseñaste a amar, porque me
enseñaste a entregar, porque eres y serás el amor de mi vida y porque mientras
me quitaba la ropa me enseñaste que también se pueden quitar las tristezas y
dar amor cuando no se posee nada.
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