Tú me enseñaste a vivir por
eso nunca te olvidaré y rezaré por cada noche que te vea en mi cama y por cada
día que viva y despierte cerca de ti, porque tú eres el hombre por el que me
siento capaz de amar, me hiciste mujer y saber amar sin medida ni distancia.
Cuándo caí te busqué, eres mi fortaleza cuando la tristeza quiere instalarse en mi, eres tú la luz divina
¿Cómo caminar sin rumbo si tú estás en mí?, doy y daré gracias por este
palpitar que me haces sentir aquí en mi pecho cada vez que te veo y que me hace
sentir que verdaderamente estoy viva, gracias por estas horas de tranquilidad
que me hacen creer que no hay nada en el mundo que pueda dañarme, la certeza
que vivo y moriré en tus brazos.
Gracias por hacerme más
fácil la vida, porque me enseñaste muchas cosas y comencé a recordar otras que
había olvidado, quiero que sepas que fuiste, eres y serás por siempre el motor
de mi vida y si un día llegas a faltar entonces esperaré con resignación la
muerte.
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